←volver al Inicio

Quince

Quince minutos nos bastan para pegarnos las almas con saliva, para abrirnos y decirnos sin decirnos. 
Quince para empezar e irnos acabando, para bañarnos en tinta y salsa.
Quince para estirar la piel al maximo y entrar y seguir.
Quince minutos, un disco, una lámpara cálida y una copa para después. Quince minutos al día, quince a la noche y te doy de mi todo, pero ni mi pasado ni mi vergüenza ni mi pesar te doy, esos estorbos los boté en la volqueta.

María José Peragallo Arias