←volver al Inicio

Volver

Intentar volver después de haber vuelto es la tragedia más grande de toda mujer 
inconclusa.
¿Volver a dónde? ¿Volver de dónde? ¿Volver para qué? ¿Volver por quién? 
¿Volver cuándo? ¿Volver hasta cuándo? 
Mi cuerpo se ha reventado como la arcilla más suave contra el cemento más 
gris
Sangran hasta mis huellas digitales, no hay centímetro de paz en esta soberanía 
de cama de hospital.
No puedo volver, lo que salió de mi es para siempre, aunque quiero no puedo 
volver. 
¿Será que estoy maldita por no sentir ese amor de cuento de hadas del que tanto 
hablan? 
¿Será que estoy bendita por lograr vida desde el llanto? 
Cuerpo frágil que vino a vivir en mí. 
No aguanto que me toque una mano extraña más, no aguanto un punto más, no 
aguanto una gota blanca más manchando mi ropa.
¿Quién soy? ¿Quién era yo antes de hoy?
Con la ilusión perdida lo miro por medio de un cristal, ¿Pasará este sentimiento 
de no sentir algún día? ¿Dejaré de ver mi cuerpo en guerra y bombardeo? 
¿Te amaré tanto como lo mereces? 
Una episiotomía a la duda hubiera sido más pertinente.